jueves, 2 de septiembre de 2010

De Barcelona al mundo entero…


300 nuevas familias de todo el mundo preparadas para irse a la misión


Todavía hoy la Iglesia sigue dando frutos, en medio de la persecución y la hostilidad de una Europa que abomina del cristianismo, de auténtica vocación y coraje misionero, alentando a sus hijos que con valentía entregan su vida por el anuncio del Evangelio.

En pleno siglo XXI todavía es posible encontrar noticias como esta, familia con hijos dispuesta a dejarlo todo para partir como misioneros donde se disponga .

Y es que a mediados del mes de mayo se celebró en Porto San Giorgio (Italia) la convivencia de las familias del Camino Neocatecumenal recién levantadas para partir en misión. A ella asistían cerca de 300 nuevas familias de todo el mundo que han mostrado su disponibilidad para partir allí donde haga falta. La convivencia, que ha contado con la preparación de los iniciadores Kiko Argüello, Carmen Hernández y el presbítero Mario Pezzi, ha estado acompañada por los equipos de itinerantes responsables de cada nación y por algunas familias que llevan años ya trabajando en la misión y que han contado la experiencia de evangelizar en familia, una práctica perdida durante siglos en la Iglesia pero que el Camino Neocatecumenal ha recuperado desde hace más de dos décadas, cuando Juan Pablo II envió, en la fiesta de la Sagrada Familia de 1988 en ese mismo lugar, las primeras 72.

Actualmente son cerca de 800 las familias que en estos años han sido enviadas, a petición de los Obispos, a los destinos más variopintos de los cinco continentes, desde los barrios pobres de Villa Miseria en Argentina o del Bronx Neoyorquino, a las metrópolis asiáticas de Takamatsu y Shangai, o los poblados tribales de Tanzania o Papúa Nueva Guinea, con el único objetivo de evangelizar viviendo como familias cristianas.

El último envío de familias tuvo lugar en la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, en enero de 2008, cuando el Santo Padre Benedicto XVI bendijo y entregó las cruces misioneras a las familias que entonces partían a los destinos, que la mayoría por sorteo, les habían sido adjudicados.

Es inconcebible, para la mentalidad occidental, que familias bien avenidas puedan dejarlo todo para dedicarse a una tarea, a priori, inútil. No se trata de enumerar éxitos; para muchas familias la misión significa un testimonio a menudo rechazado y sin resultados aparentes. Sin embargo, todos han enumerado las enormes gracias recibidas, como el don grandísimo para sus hijos. Se da la circunstancia que muchas de estas nuevas familias, procedentes mayoritariamente de España e Italia, prestas a partir están formadas por los hijos que hace veinte años partieron junto con sus padres a los primeros países en misión, y que quieren repetir, ahora como padres, esta experiencia evangelizadora.

Estas familias han madurado esta elección en el interior de un itinerario de iniciación cristiana post-bautismal, el Camino Neocatecumenal, que se gestó en las barracas de Madrid durante los años sesenta.

A lo largo de los siglos, la Iglesia siempre ha pedido a familias cristianas que ayuden a la obra de los misioneros: a san Pablo lo acompañaron Aquila y su mujer Priscila; San Benito solía enviar, junto con los monjes, núcleos numerosos de familias cristianas en sus fundaciones a través de toda Europa.

Estas familias colaboran de hecho con un párroco en zonas muy difíciles donde la Iglesia debe ser prácticamente refundada. De esta forma, el sacerdote es sostenido y ayudado por una pequeña comunidad evangelizadora, formada por una o dos familias, mujeres que han consagrado su vida a la misión y seminaristas en formación... Ya están presentes en más de 100 diócesis del mundo, y las peticiones siguen aumentando.

De la parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Barcelona, de los Padres Carmelitas, fueron a la convivencia 5 matrimonios nuevos que suman 25 hijos en total. Los destinos a donde irán partiendo, si las circunstancias definitivamente lo permiten, y que les han asignado por sorteo, han sido diversos, según ellos mismos informaron públicamente, pues dos matrimonios irán a Vietnam (Saigón), uno a Londres (Inglaterra), otro a Montreal (Canadá) y otro a Jyvaskila (Finlandia). El sábado 4 de septiembre los matrimonios que van a Canadá e Inglaterra serán enviados en una celebración eucarística en la misma parroquia.

Estos 5 matrimonios se sumarán así a los 6 ya enviados en años pasados provenientes de la misma parroquia, y que están como misioneros en Guayaquil (Ecuador), Oulu (Finlandia), Londres (Inglaterra), Barnaúl (Siberia), Lituania e Islas Sheychelles, junto con más de treinta hijos.

Después de la convivencia en Port San Giorgio las familias dieron su experiencia, a petición del párroco y el equipo de catequistas, en una celebración abierta y concurrida con un testimonio público de fe relatando florecillas de la misma ante la comunidad parroquial allí reunida, entre ellos familares y amigos, con los motivos y las vicisitudes vividos frente a dicha aventura, apesar que muchos de ellos, huyendo de la notoriedad pública propia del momento prefieren el recogimiento de una vida oculta al más puro estilo del beato Charles de Foucauld, cuya misión se desarrolló en silencio con los tuaregs del desierto.

Además de esta parroquia han surgido numerosas vocaciones a la vida religiosa, con dos monjas jóvenes que han hechos sus votos en la orden de las hermanitas del Cordero, y 6 seminaristas preparándose para el presbiterado en los Seminarios misioneros Redemptoris Mater de Ámsterdam (Holanda), Helsinki (Finlandia), Castellón (España), Estrasburgo (Francia), León (España) y dos en el de la Legión de Cristo en Salamanca (España); recientemente hay otros dos en el pre-vocacional.



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