viernes, 3 de septiembre de 2010

150 obispos de América Latina se reúnen con el Camino en Galilea con una causa común: la Evangelización

Más de 150 arzobispos y obispos procedentes de América Latina se reunieron la semana pasada en el centro internacional Domus Galilaeae, que gestiona el Camino Neocatecumenal, para un Congreso sobre la nueva evangelización en sus respectivos países. Se trata del primer encuentro de este tipo celebrado con obispos de América Latina, aunque no el primero que se celebra en la Domus Galilaeae. En la primavera de 2008, se realizó uno similar con 170 obispos de Europa; en 2007 esta misma reunión se celebró con obispos de África, y en 2006, con obispos de Asia y Oceanía.

INFOCATOLICA - 23/11/09


(S.Fornari/Zenit/InfoCatólica) El encuentro con el equipo responsable del Camino Neocatecumenal, formado por Kiko Argüello, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi, trató sobre la situación de la Iglesia y del mundo, y en él los obispos compartieron sus propias experiencias pastorales.

Participaron entre otros, los cardenales Pedro Rubiano Saenz, arzobispo de Bogotá, y Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo. Estuvieron presentes numerosos obispos de las diócesis de Colombia, Brasil y Venezuela; para poder participar en esta cita, la Conferencia Episcopal de Bolivia cambió la fecha de su propia reunión.

Los prelados se encontraron también con las autoridades civiles y con los pastores de las Iglesias locales, entre ellos el arzobispo Elias Chacour de Akka de los greco-melquitas católicos, el vicario general del Patriarcado Latino, monseñor Giacinto Boulos Marcuzzo, el Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa y el Nuncio Apostólico, monseñor Antonio Franco.

Para el cardenal López Rodríguez, este encuentro “ha sido para nosotros muy interesante, porque el Camino Neocatecumenal sigue creciendo en toda América Latina, en algunos países más. Es importante que todos los obispos puedan conocer esta experiencia”. “En este congreso hemos compartido nuestras dificultades pastorales, y esto ha sido muy importante… Santo Domingo fue la primera tierra americana que recibió el anuncio del Evangelio. Nos preparamos para el año 2011, en el que celebraremos el aniversario de los 500 años de la fundación de la primera diócesis de América por parte del Papa Julio II”.


Juan Pablo II, afirmó el purpurado, “habló muchas veces de nueva evangelización, la primera vez fue con ocasión de la Asamblea general del CELAM (Haití, 1984). El Papa habló entonces de cuán necesario comenzar a evangelizar de nuevo, porque en aquella primera evangelización se habían implantado en el continente las raíces cristianas, pero era necesario presentar nuevamente la realidad del Evangelio a las nuevas generaciones”. “Por esto hoy debemos predicar con mucho ardor... debemos afrontar con nuevas expresiones los desafíos que nos presenta la realidad actual del continente americano”, añadió.


 
Necesidad de una maduración de una fe que sepa responder a los desafíos actuales.

En el centro del encuentro estuvieron algunos fenómenos preocupantes, como la difusión de las sectas y de utopías engañosas, fundadas sobre antropologías que niegan el alma y el pecado original, además de la vuelta al indigenismo. De estos fenómenos y de las propias palabras de los prelados, surgió claramente –también en un continente joven como el americano– la urgencia de la nueva evangelización, de una pastoral misionera que ponga en un movimiento dinámico y virtuoso a toda la Iglesia.

Como muchos de los obispos presentes han certificado, el desafío de la nueva evangelización ha sido recogido concretamente por el Camino Neocatecumenal, que se ofrece como iniciación cristiana e itinerario de formación católica para nuestros tiempos.

Frente a la situación general de la Iglesia y del mundo, en la que se constata por todas partes una crisis de las vocaciones, la preocupante disminución de la frecuencia de los sacramentos, y el ataque a la familia y al matrimonio, muchos prelados han experimentado personalmente, en sus propias diócesis, los frutos del Camino Neocatecumenal, una iniciación cristiana vivida en pequeñas comunidades, que constituyen un ambiente apto para la maduración de una fe que sepa responder a los desafíos actuales.

Para monseñor Víctor Manuel López Forero, arzobispo emérito de Bucaramanga (Santander, Colombia), la nueva evangelización “debe ser la característica fundamental de nuestra misión pastoral”, con “nuevo ardor, con nueva inspiración mística, y buscando un nuevo rostro para la Iglesia, tal y como nos lo enseñó el apóstol Juan Pablo II”. “Hemos participado en este congreso para tomar mayor conciencia de esta nuestra responsabilidad de pastores”, añadió.

Monseñor López Forero explica que en su diócesis hay ocho grandes comunidades del Camino Neocatecumenal, y que actualmente existe un proyecto de renovación y evangelización, que coincide con el Camino en varios aspectos. “Ante todo, que la Iglesia es misterio de comunión con Dios, de comunión con los hombres y con la naturaleza. Esta debe nutrirse constantemente de la Palabra de Dios y de la vida sacramental. Por tanto la espiritualidad que debemos tener en esta nueva evangelización es una espiritualidad de comunión: la comunión en la Iglesia es algo fundamental, y es precisamente esto lo que los Papas de los últimos tiempos, a partir del Concilio Vaticano II, nos han pedido”.

“Creo que el Camino Neocatecumenal tiene muy clara esta línea. Sabemos que tenemos que trabajar con métodos diversos, pero para una sola causa, la de construir la Iglesia que Dios quiere, con una evangelización decidida”, subrayó el prelado.

 

Anunciar a Cristo en un mundo carente de fe

Para monseñor José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, “es evidente que nuestra sociedad en general está perdiendo la fe y se convierte progresivamente en más atea, un poco como Europa: el mismo proceso está llegando, gradualmente, también a América Latina. Las vocaciones disminuyen y la familia es atacada en sus principio y valores. Está también el flagelo de las sectas protestantes, que son un auténtico cúmulo de herejías, un sistema que amenaza con destruir la fe católica”

Según el prelado, es “extremadamente necesaria una respuesta, y esta debe ser la evangelización, la misión, como dijo el documento de Aparecida”. “Esta reunión ha querido animarnos en la fe, para poder tomar la mejor decisión, para que podamos anunciar a Cristo, como la verdadera opción en un mundo cada vez más materialista, carente de fe”. Este encuentro con los iniciadores del Camino, afirmó, “ha sido de gran ayuda, una gran riqueza, y para mí, una gracia especial”.

Para monseñor Angelo Pignoli, obispo de Quixadá (Brasil), los grandes desafíos de su diócesis “afectan a la familia y a la juventud, peor también a la formación del pueblo; diría, en un cierto sentido, la evangelización más profunda, para llegar a las conciencias de las personas y tener un cristianismo más auténtico y eficaz”.

Monseñor Pignoli, que antes de ser obispo hizo todo el Camino Neocatecumenal en su país, en el Estado de Sao Paolo, afirmó que “este itinerario es una experiencia única y verdaderamente necesaria, hoy, en la Iglesia”. “Creo que esta iniciación cristiana es útil también para tener sacerdotes que sientan en su vida la presencia del Señor, para poder llevarlo a los demás. Mi preocupación actual, en mi diócesis, es precisamente cómo formar presbíteros con esta experiencia más concreta del Señor, porque de lo contrario se trata sólo de palabras que decimos, y no de la vida”.

“La vida, en cambio, es entregarse totalmente, como hizo la Virgen, en las manos del Señor. Esta precisa experiencia de la familia de Nazaret es necesaria en Brasil, y en todo el mundo. Nuestra iglesia ha visto una fuerte disminución en la frecuencia de los sacramentos, pero ahora tenemos pequeños grupos que viven concretamente la fe”.

Ante las acusaciones de que las comunidades neocatecumenales viven “al margen” de la parroquia, monseñor Pignoli observa que “absolutamente no, al contrario. He sido párroco en una diócesis con 300 comunidades; he visto personalmente que en el Camino Neocatecumenal las personas se ponen al servicio de la parroquia con su vida, con su testimonio”. “Ciertamente, esto depende también de la capacidad del párroco de crear la comunión entre los grupos y de hacerles trabajar juntos”, subrayo.


Una respuesta para nuestro tiempo

Para monseñor Hugo Barrantes, arzobispo de San José y presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, en este país caribeño “constatamos la anti-cultura de la muerte: la gente no quiere tener hijos, quiere el matrimonio homosexual, la familia es hostigada”. “Los obispos de Costa Rica (somos ocho) estamos trabajando muchísimo para defender la familia. En este mes de noviembre haremos una marcha por las calles de San José con este fin; prevemos la participación de unas 200.000 personas. Queremos decir a los gobernantes que estamos con la familia, que no queremos la muerte, que queremos que nazcan niños, queremos el futuro de la patria. Este es el desafío más importante para nosotros hoy”.

Para monseñor Barrantes, que afirmó conocer el Camino desde hace 30 años y haberlo hecho, este itinerario “una respuesta para nuestro tiempo, sin duda”. Respecto a los desafíos planteados por las sectas, monseñor Barrantes aseguró que en su país “hay sectas, pero sobre todo la gente deja la religión y no se adhiere a nada. Esta indiferencia, creo yo, es un fenómeno aún más peligroso. Por esto queremos evangelizar, queremos poner a la diócesis en un permanente estado de misión”.

La Liturgia del Camino y el Sínodo de la Eucaristía

Propuestas del Sinodo de Obispos sobre la Eucaristía y las Celebraciones en el Camino Neocatecumenal.
27 de Octubre de 2005.


El primer Sínodo de Obispos finalizó hace una semana con el objetivo cumplido. Resolver y tratar un tema esencial en la Iglesia: La Eucaristía. Después de las intervenciones de los Padres Sinodales y demás representantes se ha elaborado un escrito con treinta proposiciones que recogen a modo de resumen el resultado del Sínodo.

Por la importancia que tiene para las comunidades neocatecumenales, y para que no pase inadvertido, hemos seleccionado los puntos en los que se ratifica la labor del Neocatecumenado como esencial para la Iglesia y comentamos la idoneidad del mismo para hacer frente al secularismo de la sociedad y la falta de una liturgia viva y eficaz en la mayor parte de celebraciones dominicales.



(en la imagen 200 Obispos de Europa celebrando la Eucaristía en la Domus Galilaeae. Korazím. 2008)


En la proposición 3 se recuerda que la Eucaristía, tal y como se explica en las Catequesis de inicio del Camino Neocatecumenal, tiene una importante connotación Pascual, puesto que la misma deriva de la tradición hebrea de la fiesta del Pésaj, en la que el pueblo judío celebra la salida de la esclavitud de Egipto y el paso por el Mar rojo. “Al instituir la Eucaristía –recuerda el Sínodo- , Jesús creó una novedad radical: cumplió en sí mismo la nueva y eterna alianza. Jesús inscribe, en el contexto de la cena ritual judía, que concentra en el memorial el acontecimiento pasado de la liberación de Egipto, su importancia presente y la promesa futura, su entrega total. El verdadero Cordero inmolado se sacrificó de una vez por todas en el misterio pascual y es capaz de liberar para siempre al hombre del pecado y de las tinieblas de la muerte. El Señor mismo nos ofreció los elementos esenciales del culto nuevo”

En la celebración de la Eucaristía, Jesús, sustancialmente presente, nos introduce mediante su Espíritu en la pascua: pasamos de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría. La celebración de la Eucaristía refuerza en nosotros este dinamismo pascual y consolida nuestra identidad. La Eucaristía, como misterio pascual es prenda de la gloria futura y de ella nace ya la transformación escatológica del mundo. Celebrando la Eucaristía, anticipamos esta alegría en la gran comunión de los santos.

En la proposición 7 se hace una clara referencia a la necesidad de unir el sacramento eucarístico con el de la Reconciliación. Práctica perdida prácticamente en la Iglesia, el Neocatecumenado recupera de forma gradual, mediante celebraciones penitenciales comunitarias ante los tiempos litúrgicos más importantes (adviento, Cuaresma, Pascua…) este sacramento fundamental para la maduración de la fe en el cristiano. No se puede acceder a la comunión sin estar en gracia. Esta premisa, olvidada por numerosos cristianos, es cultivada en las comunidades a fin de que puedan experimentar seguidamente en la Eucaristía el paso de la muerte a la vida. El Sínodo por eso en esta perspectiva comenta: “sería necesario también profundizar en la dimensión de reconciliación ya presente en la celebración eucarística (cf. CCC 1436), en concreto en el rito penitencial, para que se puedan vivir verdaderos momentos de reconciliación en la misma. Las celebraciones penitenciales no sacramentales, mencionadas en el ritual del sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación, pueden despertar el sentido de pecado y formar un espíritu de penitencia y de comunión en las comunidades cristianas, preparando así los corazones a la celebración del sacramento”

En la proposición 10 se hace una clara mención a la función de la dignidad de la Palabra dentro de la celebración de la comunidad cristiana. Por eso el Sínodo exhorta de forma contundente: Hay que vigilar para que la liturgia de la Palabra, organizada bajo el seguimiento de un diácono o de un responsable de la comunidad al que la autoridad competente ha confiado este ministerio regularmente, se cumpla según un ritual específico aprobado a este fin.


 
En este sentido, y para evitar abusos litúrgicos que perjudiquen gravemente el sentido y dignidad del sacramento, el Sínodo y ya en su momento el Concilio, determinaron especificar una preparación necesaria y concreta para poder ejercer ciertos ministerios, como el del lectorado. Ministerios que el Neocatecumenado observa y que ejercen hermanos de la comunidad que se consideran aptos por si virtud y carisma para la realización del mismo. “Conviene por tanto que las Lecturas sean proclamadas con cuidado, si es posible por lectores instituidos” ha especificado el Sínodo.

Así mismo en el Camino Neocatecumenal, desde sus inicios, se practica lo que el Sínodo ha comentado en la proposición 18: El fiel debe ser ayudado a apreciar los tesoros de la Escritura en el Leccionario, mediante el desarrollo del apostolado bíblico, el impulso de grupos parroquiales que preparen la misa dominical con el estudio orante de las mismas lecturas y prácticas litúrgicas como el silencio o unas pocas palabras de introducción que ayuden a una mejor comprensión.

Para apreciar, celebrar y vivir mejor la Eucaristía, hace falta un conocimiento profundo de las Sagradas Escrituras proclamadas. «La ignorancia de la Escritura es ignorancia de Cristo» (Cf. «Dei Verbum» 25). Además el pueblo de Dios debe ser educado a través de una catequesis fundada en la Palabra de Dios. Amar, leer, estudiar, meditar y orar la Palabra de Dios es un fruto precioso de la práctica de la «lectio divina», de los grupos de estudio y de oración bíblicos en familia y en las pequeñas comunidades eclesiales. Este último punto también se desarrolla en las comunidades a las que se les enseña a escrutar la Escritura, partiendo de la base de que en la Escritura se encuentra la revelación de Jesucristo, y que en ellas se descubre el amor del Padre hacia los hombres. Esta práctica habitual se va acentuando a medida que el catecúmenos avanza de manera gradual en su itinerario de maduración en la Fe.

De igual manera en la misma proposición se hace una referencia explícita a la mejora de la Oración universal que tiene lugar en la Eucaristía. En las celebraciones eucarísticas de las comunidades dichas oraciones brotan de la espontaneidad e inspiración de un hermano que haya preparado con celo y amor la liturgia. En esta linea el Sínodo recomienda que “Ha de buscarse una expresión para la oración de los fieles que se relacione mejor con la Palabra de Dios, con las necesidades de la asamblea y más ampliamente con las de toda la humanidad”

En la proposición 11 que trata la escasez de sacerdotes se especifica que: no tener miedo de proponer a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo; sensibilizar a las familias, que en algunos casos son indiferentes o incluso contrarias; cultivar la oración por las vocaciones en todas las comunidades y en todos los ámbitos eclesiales;

Todos los puntos que el Sínodo recomienda se cumplen, de forma rigurosa en el Neocatecumenado. Los encuentros vocacionales anteriores y posteriores a las JMJ, la liturgia doméstica que tiene lugar el domingo con el rezo de los Laudes y la iniciación a la oración que se desarrolla como una etapa en el recorrido catecumenal certifican esta práctica común dentro de las comunidades. Cabe decir que dichas prácticas son y han sido verdaderamente eficaces para aumentar el numero de vocaciones no solo sacerdotales sino también contemplativas.

La proposición 14 hace una clara referencia a la evangelización y misión de la Iglesia. El Sínodo literalmente recomienda, la creación de itinerarios de tipo catecumenal para fortalecer y desarrollar la Fe de los neófitos y/o de los bautizados que necesiten profundizar en las riquezas de la Fe: “Con este objetivo, habrá que desarrollar itinerarios catecumenales bien inculturados, en los que se sitúe la presentación del contenido doctrinal y la introducción en la vida espiritual, moral, y en el compromiso social”

A la vez recomienda y exhorta al compromiso de toda la comunidad eclesial en favor de la evangelización de la diócesis y demarcación parroquial. No como una tarea proselitista o desesperada sino como necesidad ulterior de llevar el Evangelio, la Buena Noticia, al hombre destruido y acorralado por las preocupaciones de la vida: “Todo el pueblo de Dios --obispos y párrocos, según su responsabilidad específica-- debe implicarse en esta formación permanente promovida en cada Iglesia particular, especialmente los fieles que actúan en las parroquias y en las comunidades, como los catequistas y los evangelizadores”

Las parroquias y las pequeñas comunidades que forman parte de ellas deben ser escuelas de mistagogía eucarística. Más que nunca la Iglesia reconoce a la pequeña comunidad como elemento fundamental y necesario para la fe de los cristianos. Después de 40 años del nacimiento del Camino Neocatecumenal estas proposiciones confirman la santidad e idoneidad del carisma surgido por la gracia del Espíritu Santo como consecuencia del Concilia Vaticano II. Con casi 20.000 comunidades repartidas por los cinco continentes el Camino, más que nunca, goza de vitalidad y eficacia, y de un apoyo por parte de la Santa Sede y de la Iglesia nunca antes visto. Como si de un reconocimiento a la labor evangelizadora realizada durante todos estos años el Sínodo recuerda que “En el marco de la nueva evangelización, reconocemos la necesidad de desarrollar nuevas formas de catequesis adecuadas a las diversas situaciones y culturas”


 
”La celebración de la Eucaristía debe promover cada vez más a todos los niveles la toma de conciencia y la realización de una «Iglesia familia» a través de la solidaridad, las relaciones familiares y la comunión entre todos los miembros de la comunidad”

La proposición 16 recuerda la importancia de las Catequesis tan olvidadas durante años en la Iglesia para la maduración de la fe del cristiano. El Camino, un itinerario que redescubre el catecumenado de la Iglesia primitiva, pone su centro, como antaño, en la evangelización a través de la catequización. Por eso el Sínodo recuerda que “La tradición antigua de la Iglesia recuerda que el camino cristiano, sin descuidar la comprensión sistemática de los contenidos de la fe, es experiencia que nace del anuncio, se profundiza en la catequesis, y encuentra su fuente y su cumbre en la celebración litúrgica”

Y la proposición 25 en esta misma línea comenta en uno de los párrafos: “Para orientar a los fieles sobre el misterio celebrado, es necesaria una previa catequesis que favorezca su activa participación impregnada de auténtica piedad”

En el apartado 23 se propone curiosamente una práctica que se da desde el principio en las Eucaristías de las comunidades neocatecumenales y que proviene de la liturgia Ambrosiana: Adelantar el rito de la paz antes del ofertorio, para darle mayor importancia y poder cumplir con el precepto evangélico “ponerse a bien con el hermano antes de ofrecer una oblación a Dios” El saludo de paz en la santa misa –recuerda la proposición- es un signo expresivo de gran valor y profundidad (Cf. Juan 14,27). Sin embargo, en ciertos casos, asume una dimensión que puede resultar problemática, cuando se prolonga demasiado o incluso cuando suscita confusión, justo antes de recibir la Comunión. Quizás sería útil valorar si el signo de la paz no debería situarse en otro momento de la celebración, teniendo en cuenta costumbres antiguas y venerables.

La proposición 27 clarifica la posición del arte en la Liturgia cristiana, y ratifica que la Nueva Estética que el Camino Neocatecumenal ofrece a la Iglesia es válida. "En la historia de la celebración de la santa misa y de la adoración eucarística, reviste una función de gran importancia el arte sagrado en sus diferentes expresiones, empezando por la arquitectura. Ésta traduce el significado espiritual de los ritos de la Iglesia en formas comprensibles y concretas, que iluminan la mente, tocan el corazón y forman la voluntad. Además, el estudio de la historia de la arquitectura litúrgica y del arte sagrado en general por parte de los laicos, seminaristas y sobre todo los sacerdotes, puede iluminar la reflexión teológica, enriquecer la catequesis y despertar ese gusto por el lenguaje simbólico que facilita la mistagogía sacramental"

Por último, un conocimiento profundo de las formas que el arte sagrado ha sabido producir a través de los siglos, puede ayudar a quienes están llamados a colaborar con los arquitectos y los artistas a diseñar adecuadamente, al servicio de la vida eucarística y de las comunidades actuales, tanto los espacios de celebración como la iconografía.

La última proposición, la 30, trata el tema del “Dia del Señor”. En la misma “Se propone ayudar a los fieles a considerar como paradigmática la experiencia de la comunidad primitiva y la de las generaciones de los primeros siglos. Ofrézcase a los cristianos la oportunidad, a través de la catequesis y la predicación, de meditar sobre el «Dies Christi» como día de la resurrección del Señor y, por ello, como fiesta de liberación, día regalado para gustar los bienes del Reino de Dios, día de la alegría por el encuentro con el Viviente, presente entre nosotros” Se insiste nuevamente en la importancia de la catequesis para redescubrir la fuerza del sacramento y el día reservado para el mismo. Esta práctica, que se había, como hemos dicho, perdido, vuelve a recuperarse en las comunidades, en las que domingo tras domingo se recuerda la importancia del mismo en la vida del cristiano.

Auguramos por tanto que el Día del Señor se convierta también en el día de los cristianos, respetado por toda la sociedad con el descanso del trabajo. Que en torno a la celebración eucarística del domingo se organicen manifestaciones propias de la comunidad cristiana, como encuentros amistosos, formación de la fe de los niños, jóvenes y adultos, peregrinaciones, obras de caridad y diversos momentos de oración.

Por último reconoce la posibilidad de poder celebrar la Eucaristía el sábado por la noche, como suelen hacerlo las comunidades, que la viven como si de una Pascua se tratara, esperando en la noche que Cristo resucite y pase: Aunque el sábado por la tarde pertenece ya al domingo (primeras vísperas), y está permitido cumplir el precepto dominical con la misa prefestiva, es necesario recordar que es el día del domingo en sí mismo el que merece ser santificado para que no haya «vacío de Dios».

Kiko Argüello, ese gran desconocido

Jacob Bellido Recoder/Camineo.info

Religion en Libertad - 29 de diciembre de 2009


Como sucede desde hace ya tres años, en las postrimerías de las celebraciones por las familias, numerosos medios se placen en comentar y averiguar lo ocurrido durante las mismas, para señalar protagonistas y criticar –en su mayoría- lo transmitido

Han sido cientos de miles de personas las que han participado de manera anónima y silenciosa en las mismas, ayer venidas desde los rincones más recónditos de Europa, pero han sido dos los nombres más destacados en el antes y el después: el Cardenal y Arzobispo de Madrid Rouco Varela, y el iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello.

A Rouco todo el mundo lo conoce, por ser el Pastor de la diócesis de la capital española, además de Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal por varios mandatos, pero a Argüello solo se le conoce de oídas, o de lo que la wikipedia puede aportar, de ahí la cantidad ingente de errores que nos podemos encontrar y que es necesario subsanar.


El desconocido

Francisco José Gómez de Argüello Wirtz nació en León, no en Madrid. Ciertamente se trasladó con sus padres a la capital, donde creció y estudió, licenciándose en Bellas Artes y obteniendo un premio nacional extraordinario de pintura que le aportó, desde muy joven, fama y dinero.

Influenciado por el ateísmo circundante de los años sesenta y por el ambiente marxista universitario, se refugia en el existencialismo e iluminismo francés para intentar asumir la no existencia del Dios que sus padres le habían transmitido, rompiendo con la fe tradicional en la que había crecido desde pequeño.

Llevado, sin embargo, por la intuición de filósofos como Kierkegaad, y ante la insatisfacción que sentía por la imposibilidad de encontrar respuestas al sentido de la vida, encuentra una luz en el sufrimiento de los inocentes, como relata Camus en el libro ‘La Peste’, y siguiendo las huellas del beato Charles de Foucauld, que pasó su vida en silencio con los tuaregs del desierto, se fue a vivir entre los más pobres de las chabolas de palomeras Altas, en el barrio de Vallecas de Madrid. En aquellas mismas fechas, la Iglesia Católica, celebraba el Concilio Vaticano II.

Aquella presencia entre gitanos, prostitutas, enfermos y desarraigados se fue fraguando de manera misteriosa y no programada en torno a una pequeña comunidad de personas con grandes sufrimientos, que se reunían esporádicamente y de forma espontánea para leer la Biblia, rezar y poner sus propias experiencias en común. La ‘casual’ visita del entonces Arzobispo de Madrid, Monseñor Casimiro Morcillo, al poblado chabolista de Palomeras propició que la experiencia que Kiko Argüello había, sin quererlo, comenzado entre los más pobres, diera su paso más determinante en los inicios. Fue Monseñor Morcillo quien le pidió ‘llevar la experiencia a las parroquias’. Eran mediados de los sesenta.



De la semilla al árbol

Así Kiko Argüello, junto con Carmen Hernández, una misionera Navarra que conoció en las barracas, iniciaron en diversas parroquias de Madrid lo que actualmente es el itinerario Neocatecumenal, un proceso gradual de iniciación cristiana vivido en las parroquias en pequeñas comunidades, formadas por personas de toda edad y condición, al estilo del Catecumenado de la Iglesia primitiva, cuyo propósito era formar e iniciar en la fe, durante los incipientes años del cristianismo, a los aspirantes al bautismo.

De Madrid pasaron a Roma donde fueron acogidos por el Vicario del Papa, por expreso deseo del Arzobispo Morcillo, y de ahí a los cinco continentes, gracias a los miles de misioneros -solteros, familias, seminaristas y presbíteros- que voluntariamente trabajan en la evangelización de todos los pueblos con el apoyo del Papa y los Obispos de todo el mundo.

A los artífices de esta movida sin precedentes, solo comparable en la historia de la Iglesia al surgimiento del monaquismo en los primeros siglos, y al impulso misionero de San Ignacio y San Francisco Javier con la Compañía de Jesús al inicio de la época moderna, se les ha tachado desde los sectores más anticlericales de integristas, radicales, ultraconservadores y visionarios, por la incomodidad que suponen en el ambiente ateísta en que se mueven; Pero también son repudiados y criticados por el cristianismo de base, más complaciente con los postulados contemporáneos del laicismo que con la doctrina milenaria de la Iglesia. Sin embargo tiene que haber algo de cierto y genuino en lo que enseñan, por los frutos que abundantemente aparecen. El itinerario de redescubrimiento de la fe propuesto por Argüello ha calado en los corazones más diversos de la geografía planetaria, y ha cuajado en los ambientes sociales y culturales más diversos, pues la fe no se ciñe a un prototipo concreto, sino que tiene como objeto la esencia misma del hombre, sin hacer distinción por su lengua, raza, condición social o intelectual.

Actualmente viven la fe católica en una comunidad del Camino Neocatecumenal alrededor de millón y medio de fieles de todo el mundo, en más de 20.000 comunidades de 6000 parroquias y en cerca de cien naciones, algunas tan sorprendentes y diversas como las Scheichells, China, Japón, Irak, Kazakistan, Líbano, Egipto, Corea del sur, Cuba, Finlandia o Camerún. Además de la evangelización realizan labores sociales en las zonas más complejas y pobres, ayudando en comedores, hospitales, escuelas, centros para mujeres, cárceles, y dando soporte y ayudando a drogadictos, alcohólicos, familias desestructuradas, jóvenes sin recursos, huérfanos…

Por otro lado el Camino está ayudando a estrechar lazos con otras religiones, promoviendo la paz entre las mismas según las directrices del ecumenismo del Concilio, especialmente significativas con el judaísmo, y está favoreciendo la unión de todos los cristianos, principalmente con los luteranos en Europa, y en Rusia y Oriente Próximo con los Ortodoxos, abriendo vías comunes de diálogo y oración. Solo hay que ver las ya numerosas comunidades en Nazaret o Jerusalén, formadas por cristianos de origen árabe y judío, cómo se dan la paz durante la Eucaristía, o las de Moscú, en que conviven gente de tradición católica y ortodoxa, históricamente enfrentadas.

En España es la realidad eclesial más numerosa con diferencia, con más de cien mil miembros en prácticamente todas las diócesis españolas. Además han abierto, a petición de los Obispos diocesanos, Seminarios misioneros en Madrid, Castellón, Murcia, Córdoba, Granada, León, y Pamplona, donde se preparan cerca de doscientos seminaristas. En Italia es donde se aglutinan mayor número de neocatecumenales, mas de doscientos mil (solo en la diócesis de Roma hay veinte mil) seguido de otros países como Brasil, con cien mil, Méjico, con noventa mil, Polonia, con treinta mil, Filipinas con veinte mil, Portugal con diez mil o Croacia, con ocho mil.

Pero, ¿Cómo es posible que una realidad eclesial tenga semejante crecimiento en poco más de cuarenta años en tantos países? Hay diversas respuestas:


* Uno, el modelo catequético y de formación en que viven y celebran la fe en pequeñas comunidades y que atrae a tanta gente que vive sola y alejada de la Iglesia, o necesitada de una experiencia más profunda de fe que la meramente dominical.

* Dos, el celo de sus iniciadores, Kiko y Carmen, que a sus setenta años, y dejándolo todo, continúan infatigables en la tarea encomendada, como equipo responsable internacional.


* Tres, el apoyo incondicional desde los orígenes de los Papas y Obispos, desde Pablo VI hasta Benedicto XVI; que han promovido y defendido este nuevo resurgir de la fe al estilo de la Iglesia primitiva.


* Cuatro, el ardor misionero de sus misioneros, que ha hecho posible extender esta experiencia por todo el mundo, dando a conocer el mensaje de Cristo.


* Cinco, la obediencia de sus miembros al Papa en la encíclica Humanae Vitae y en la doctrina de la Iglesia con la generosidad en la fecundidad procreativa en el matrimonio.


* Seis, la transmisión de la fe a los hijos dentro de la familia, que promueve nuevos cristianos y nuevas vocaciones.


* Siete, el testimonio de fe de sus miembros dentro de la familia, escuela, universidad y trabajo, que es llamativo y sorprendente para el que lo vive de cerca.



Realidad que transforma la parroquia en misionera

En España sorprende la realidad de numerosas parroquias que acogen, desde hace años el Neocatecumenado, por el movimiento y fuerza que generan.

En Barcelona, por ejemplo, la Parroquia de Santa Joaquina Vedruna de los padres Carmelitas, que tiene el Camino desde hace 38 años, es conocida en la diócesis porque siendo la de demarcación territorial más pequeña, es la que más fieles aglutina. Mientras las parroquias aledañas apenas reúnen un centenar de fieles para las fiestas pascuales, en Santa Joaquina tienen que organizarse con otra parroquia porque ya no caben en el Templo parroquial para la celebración de la Pascua.

En su seno recorren el itinerario neocatecumenal 16 comunidades con cerca de setecientas personas y cuatrocientos niños, un ejército que ya no es posible atender con la comunidad de carmelitas, por lo que se han ido apuntado presbíteros salesianos, dominicos y presbíteros diocesanos, atraídos por el clima que se respira, pues cabe destacar que son más de doscientos los jóvenes menores de treinta años que asisten a las celebraciones, un auténtico misterio en la Barcelona de hoy día.

Mientras las parroquias de los barrios radiales, históricamente hostiles a las enseñanzas del Papa, se van apagando por falta de fieles y pastorales, Santa Joaquina es un hervidero de jóvenes y vocaciones. Es la parroquia catalana con mayor número de seminaristas, seis actualmente -en diversos seminarios de Europa-, y recientes vocaciones religiosas, dos. Cuenta además con seis familias misioneras (en Finlandia, Rusia, Scheychells, Inglaterra, Lituania y Ecuador). Además todos están implicados en las numerosas pastorales que se llevan a cabo: de matrimonios, bautizos, enfermos, limpieza, liturgia, hoja parroquial, mantenimiento, esplai, ropero, alimentos… un auténtico espectáculo digno de contemplar.

Kiko Argüello lleva cuarenta años trabajando de manera silenciosa, sin medios ni propagandas, anunciando la Buena Noticia de manera sencilla y profunda en las parroquias, sin más poder que el de su Biblia y la guitarra, lo único que se llevó, siendo un veinteañero, a las barracas. Ese espíritu misionero, junto con el de tantas otras realidades entregadas a la causa del Evangelio, está nutriendo las venas de la Iglesia, que se renueva constantemente con frutos de amor y unidad.

Citando un artículo del galardonado periodista y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, Luis Maria Ansón: «Kiko Argüello es el pintor de las almas. Ha bebido directamente la fe en el manantial evangélico. Su Camino Neocatecumenal es el de la palabra, el del Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Es el del Cristo sencillo que acoge a los niños y entiende a los jóvenes. En torno a Kiko Argüello se multiplican las vocaciones y se encienden seminarios en todo el mundo, incluso en países como Dinamarca o Egipto. Hermosa, callada, discreta cosecha la de Kiko Argüello. Su Camino Neocatecumenal es el itinerario para volver a descubrir el Bautismo. No existe hoy un movimiento religioso tan auténtico, tan sincero, tan profundo como el de los Neocatecumenales orientados por Kiko Argüello y Carmen Hernández. Escribo estas palabras porque el Papa acaba de aprobar los estatutos de esta asociación de fieles, tan emocionante e incomparable, que se multiplica en un centenar de países. Kiko Argüello, el artista, el que fue ateo y provocador, el que no tenía otro horizonte serio como Camus, como Gide, que el suicidio, encabeza hoy por la gracia de Dios un Camino que recorre los cinco continentes desde el Bronx neoyorkino a los barrios miserables de los países del Este europeo, desde el Polo Norte a Australia, desde las zonas marginales de las grandes ciudades europeas a las favelas de las naciones iberoamericanas y las tierras duras del hambre en África o Asia».


http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=6261

Kiko Argüello o la sorpresa continua

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=9422

Religion en Libertad - 21 de junio de 2010


Hay personas que no dejan de sorprender, de modo positivo claro está, y cuando parece que ya se conocen, vuelven a soprender. Cuando se trata de hablar desde el punto de vista humano, personas así se suele decir que tienen una personalidad rica y grandes recursos, o incluso que son geniales. De esos hay muchos en este mundo. Pero cuando se trata de personas de honda fe y rica vida espiritual, y esas personas demuestran un grado de virtud, de entusiasmo y de amor mayor que el común de los fieles, lo que se puede deducir entonces es que, aparte de una personalidad más o menos rica, hay una gran docilidad al Espíritu Santo, que es el que produce esos efectos en el alma.

Expresado así, puede parecer grandilocuente, pero no lo es. Lo dicho hasta ahora no excluye defectos, equivocaciones, estilos más o menos discutibles, etc, por lo que no se trata de elaborar una bula de canonización al estilo antiguo ni una biografía al estilo de las “vidas de los santos” de antaño. No, es algo más sencillo como la constatación de un hombre que no deja de sorprender a la Iglesia con sus intuiciones geniales y, lo que es más importante, con el modo como las lleva a cabo.

La última noticia nos llega acerca del mural que ha realizado, en tiempo prácticamente record, para una iglesia que se encuentra en el recinto ferial de la exposición universal de Shanghai (como tantos otros murales que ha hecho por aquí y por allá, pero con fines de reconciliación entre los divididos católicos chinos), antes otra sobre un discurso en la Universidad Católica de Valencia en la que con valentía explica las razones de la crisis en la Iglesia y en la que se atreve a decir lo que a muchos no les apetecería oir (especialmente a nosotros, clérigos), en otras ocasiones encuentros con obispos de todo el mundo y con sacerdotes en los que les enseña cómo evangelizar, reuniones con jóvenes de los que surgen numerosas vocaciones a sacerdotes y monjas de clausura, envíos de familias a misionar en los lugares más recónditos del planeta, etc.



Son unas de las pocas cosas que componen la vida de este hombre de Dios, cuya biografía, el día que se escriba con detalle, va a necesitar varios volúmenes por todo el bien que ha hecho a la Iglesia. Lo dice uno que no pertenece al Camino Neocatecumenal, pero que no puede dejar de constatar la realidad: Se podrá estar de acuerdo con el estilo o no, se podrán encontrar fallos, que todos los tenemos, pero el intentar minimizar el bien que Kiko Argüello ha hecho en la Iglesia, sería desatino.

Hay movimientos de Iglesia que se conocen enseguida, pues tienen un estilo determinado, pero el Camino, siguiendo el estilo del fundador, no deja tampoco de sorprender. Aunque a muchos les gusta decir que el Camino Neocatecumenal no es un movimiento sino un camino, como bien dijo Juan Pablo II bromeando, para que haya camino tiene que haber movimiento. Bromas inocentes aparte, el camino fundado por Kiko Argüello y Carmen Hernández ha demostrado un fervor apostólico y una capacidad de adaptación a las necesidades de la evangelización -que no son hoy las que eran hace quince, ni veinte, ni treinta años- que es admirable, por eso llega a todos los rincones y sabe llegar a todo tipo de persona.

Hablar de resultados, siendo realmente poco importante si miramos las cosas con fe, se convierte en este caso en algo ocioso, pues es de todos conocido el florecer de comunidades que hay en el mundo entero y lo mismo las vocaciones. Yo me quedé en la cifra de sesenta y tantos seminarios diocesanos que había fundado el Camino, pero ahora son ya más, y los sacerdotes son formados en el espíritu misionero, de hecho muchos de ellos acaban en países remotos.

Pero, sinceramente, lo que más me ha asombrado siempre de Kilo Argüello ha sido su modestia, el no aparentar ser un personaje importante en la Iglesia. Realmente lo es -aunque sólo sea por el número tan grande de fieles que pertenecen al Camino que él fundó- pero como si no lo fuera. Cuando estudiaba en Roma tuve más de una ocasión de encontrármelo por la calle y poderle saludar, a lo que él -como siempre- respondía con sencillez, siendo yo un don nadie. Es algo que pasaba también con el entonces Cardenal Ratzinger, a quien a todos sacerdotes estudiantes nos gustaba saludar por su afabilidad y su bondad.

Y, por último, aunque es importante, a pocos predicadores (ni laicos ni sacerdotes ni obispos) he oído hablar tan fuertemente como a él sobre el amor a los enemigos. En esto, que debería ser normal, también me parece admirablemente sorprendente.

Familias en misión, por amor

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=9975

Religion en Libertad - 20 de julio de 2010

El hablar sobre la Nueva Evangelización no es nada nuevo. Aunque recientemente el Papa haya creado un Dicasterio vaticano para fomentarla, especialmente en los países de antigua tradición cristiana y nuevo paganismo, la cosa viene de más lejos. Ya Pablo VI hablaba de evangelizar de un modo distinto, “no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre” y Juan Pablo II se explayó largamente y en muchas ocasiones sobre dicha Nueva Evangelización, que debía ser "nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones".


Muchos han hablado sobre la necesaria y todavía no puesta en marcha plenamente Nueva Evangelización, se han escrito ya tesinas y tesis doctorales sobre el tema. Y digo lo de no puesta en marcha plenamente porque si lo estuviese y funcionase a las mil maravillas no haría falta un Dicasterio romano para ocuparse de ella. Pero hay algunos que llevan ya muchos años poniéndola en práctica, sin haber escrito tesinas.

¿Queréis saber quienes son? Sus nombres no son muy mediáticos, no aparecen en los congresos de teología ni en los cursos de verano de El Escorial (por citar alguno de los muchos que hay por todas partes). Son tantos hombres y mujeres, la mayoría de las veces con niños incluidos, que nombrarles aquí sería prácticamente imposible, pero no puedo dejar de citar a algunos: Son Enrique, Chari, con sus cuatro hijos; son también María Pilar y Agustín, con cinco hijos; son Enrique y Beatriz, también con cinco hijos; son Jorge y Yosune; son tantos y tantos.



Alguno se preguntará porqué citar a estas familias, si toda familia cristiana puede y debe ser evangelizadora. Ciertamente, pero estas familias, y tantas otras del Camino Neocatecumental están haciendo algo nuevo, raramente visto antes, y que concuerda plenamente con ese nuevo ardor, esos nuevos métodos y las nuevas expresiones que pedía el venerado Juan Pablo II: Son familias en misión.

Cuando uno visita Navarra y habla con familias cristianas de aquellas tierras te cuentan que antiguamente prácticamente en cada familia había un misionero o una misionera. Algo parecido ocurre en Irlanda, de donde han salido tantas vocaciones misioneras, y en tantos otros lugares de la Iglesia. Pero ahora no son familias de las que sale un misionero, sino familias que se vuelven misioneras ellas mismas. Enrique y Cari, familia Hernández González, están preparándose para irse con sus hijos a Austria; María pilar y Agustín, una vez jubilados, se marcharon a la República Dominicana, y no a Punta cana a tomar el sol sino a algo muy distinto, a ayudar enn un seminario; Jorge y Yosune están en Madagascar, Fernando y Kuki, con sus seis hijos están en Japón, y otros están en Australia, en Latinoamérica, por toda la vieja Europa, etc.

No van a esas tierras por motivo de trabajo, es más, suelen ir sin trabajo y a buscarse la vida, lo cual no es fácil cuando vas tu solo, imagínese cuando uno va con familia e hijos. Van a hablar de Dios y a dar testimonio de su fe, a veces en lugares donde hablar de Dios es algo que no solo no hace nadie, sino que está muy mal visto. Pero les da igual. Van con sus hijos, a veces a países donde una familia numerosa escandaliza y son recibidos con hostilidad. Reciben ayuda, mientras lo necesitan de sus comunidades de origen, que se han comprometido a ayudarles no sólo con la oración, sino con lo que haga falta. Humanamente, una locura; sobrenaturalmente, una aventura maravillosa, de las que sólo el Espíritu Santo sabe organizar para que salgan bien.

De todos modos, no van a tontas y a locas, se preparan, disciernen si de verdad es lo que Dios les pide, se dejan aconsejar. Además, les manda la Iglesia, Juan Pablo II presidió muchas veces él mismo el envío de estas familias misioneras y Benedicto XVI también lo ha hecho. Así estas familias saben que la Iglesia está detrás de ellas, apoyándolas y bendiciéndolas. Por otro lado, no todas cuajan en tierras extrañas, no todas consiguen atraer a gente a la fe cristiana o consiguen ayudarles a revitalizar su fe si ya eran cristianos. No siempre la cosa sale bien, pero el intentarlo ya es un acto más que meritorio y ante Dios tiene el mismo valor que si todo hubiese salido a la perfección, si de verdad lo han hecho por amor.

A mí, personalmente me parecen admirables, y eso que sólo las he conocido de modo indirecto, pero su sacrificio merece solamente alabanzas y su fecundidad espiritual es imposible de medir con términos humanos. Juan Pablo II disfrutaba estando con estas familias, hablaba con ellos sin papeles, con confianza, les animaba y les decía cosas muy hermosas, de las que entresaco un texto significativo: “Es una cosa bonita. Vemos que también la Familia de Nazaret es una familia itinerante. Y lo ha padecido, ya desde los primeros días de vida del Divino Niño, del Verbo Encarnado. Ella tuvo que convertirse en familia itinerante, sí, itinerante y también refugiada. Muchas realidades dolorosas de nuestro tiempo - el de los refugiados, por ejemplo, o el de los emigrantes - a son características presentes en la Sagrada Familia de Nazaret. Pero para vosotros ella es sobre todo una Familia itinerante porque va por todas partes: va a Egipto, vuelve a Nazaret, va Jerusalén con Jesús a la edad de doce años, siempre va como itinerante para llevar un testimonio de la misión de la familia, de la divina misión de una familia humana. Yo pienso que vosotros como familias itinerantes, neocatecumenales, hacéis lo mismo, siendo la finalidad de vuestra itinerancia llevar a cualquier parte, en los ámbitos más descristianizados el testimonio de la misión de la familia. Es un testimonio grande, humanamente grande, cristianamente grande, divinamente grande porque tal testimonio, la misión de la familia, es inscrita por fin en el surco de la Santa Trinidad. No hay, en este mundo, otra imagen más perfecta, más completa que aquél que es Dios: Unidad, Comunión. No hay otra realidad humana más parecida, más humanamente parecida a aquel misterio divino.”

Muchos en la Iglesia se han quedado solamente en el hablar de la Nueva Evangelización, otros muchos, de todo tipo de movimientos y espiritualidades, llevan años poniéndola en práctica. Ojalá el ejemplo de estos muchos y la oración de todos anime a otros muchos más, porque la mies sigue siendo mucha y los obreros siguen siendo pocos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

De Barcelona al mundo entero…


300 nuevas familias de todo el mundo preparadas para irse a la misión


Todavía hoy la Iglesia sigue dando frutos, en medio de la persecución y la hostilidad de una Europa que abomina del cristianismo, de auténtica vocación y coraje misionero, alentando a sus hijos que con valentía entregan su vida por el anuncio del Evangelio.

En pleno siglo XXI todavía es posible encontrar noticias como esta, familia con hijos dispuesta a dejarlo todo para partir como misioneros donde se disponga .

Y es que a mediados del mes de mayo se celebró en Porto San Giorgio (Italia) la convivencia de las familias del Camino Neocatecumenal recién levantadas para partir en misión. A ella asistían cerca de 300 nuevas familias de todo el mundo que han mostrado su disponibilidad para partir allí donde haga falta. La convivencia, que ha contado con la preparación de los iniciadores Kiko Argüello, Carmen Hernández y el presbítero Mario Pezzi, ha estado acompañada por los equipos de itinerantes responsables de cada nación y por algunas familias que llevan años ya trabajando en la misión y que han contado la experiencia de evangelizar en familia, una práctica perdida durante siglos en la Iglesia pero que el Camino Neocatecumenal ha recuperado desde hace más de dos décadas, cuando Juan Pablo II envió, en la fiesta de la Sagrada Familia de 1988 en ese mismo lugar, las primeras 72.

Actualmente son cerca de 800 las familias que en estos años han sido enviadas, a petición de los Obispos, a los destinos más variopintos de los cinco continentes, desde los barrios pobres de Villa Miseria en Argentina o del Bronx Neoyorquino, a las metrópolis asiáticas de Takamatsu y Shangai, o los poblados tribales de Tanzania o Papúa Nueva Guinea, con el único objetivo de evangelizar viviendo como familias cristianas.

El último envío de familias tuvo lugar en la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, en enero de 2008, cuando el Santo Padre Benedicto XVI bendijo y entregó las cruces misioneras a las familias que entonces partían a los destinos, que la mayoría por sorteo, les habían sido adjudicados.

Es inconcebible, para la mentalidad occidental, que familias bien avenidas puedan dejarlo todo para dedicarse a una tarea, a priori, inútil. No se trata de enumerar éxitos; para muchas familias la misión significa un testimonio a menudo rechazado y sin resultados aparentes. Sin embargo, todos han enumerado las enormes gracias recibidas, como el don grandísimo para sus hijos. Se da la circunstancia que muchas de estas nuevas familias, procedentes mayoritariamente de España e Italia, prestas a partir están formadas por los hijos que hace veinte años partieron junto con sus padres a los primeros países en misión, y que quieren repetir, ahora como padres, esta experiencia evangelizadora.

Estas familias han madurado esta elección en el interior de un itinerario de iniciación cristiana post-bautismal, el Camino Neocatecumenal, que se gestó en las barracas de Madrid durante los años sesenta.

A lo largo de los siglos, la Iglesia siempre ha pedido a familias cristianas que ayuden a la obra de los misioneros: a san Pablo lo acompañaron Aquila y su mujer Priscila; San Benito solía enviar, junto con los monjes, núcleos numerosos de familias cristianas en sus fundaciones a través de toda Europa.

Estas familias colaboran de hecho con un párroco en zonas muy difíciles donde la Iglesia debe ser prácticamente refundada. De esta forma, el sacerdote es sostenido y ayudado por una pequeña comunidad evangelizadora, formada por una o dos familias, mujeres que han consagrado su vida a la misión y seminaristas en formación... Ya están presentes en más de 100 diócesis del mundo, y las peticiones siguen aumentando.

De la parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Barcelona, de los Padres Carmelitas, fueron a la convivencia 5 matrimonios nuevos que suman 25 hijos en total. Los destinos a donde irán partiendo, si las circunstancias definitivamente lo permiten, y que les han asignado por sorteo, han sido diversos, según ellos mismos informaron públicamente, pues dos matrimonios irán a Vietnam (Saigón), uno a Londres (Inglaterra), otro a Montreal (Canadá) y otro a Jyvaskila (Finlandia). El sábado 4 de septiembre los matrimonios que van a Canadá e Inglaterra serán enviados en una celebración eucarística en la misma parroquia.

Estos 5 matrimonios se sumarán así a los 6 ya enviados en años pasados provenientes de la misma parroquia, y que están como misioneros en Guayaquil (Ecuador), Oulu (Finlandia), Londres (Inglaterra), Barnaúl (Siberia), Lituania e Islas Sheychelles, junto con más de treinta hijos.

Después de la convivencia en Port San Giorgio las familias dieron su experiencia, a petición del párroco y el equipo de catequistas, en una celebración abierta y concurrida con un testimonio público de fe relatando florecillas de la misma ante la comunidad parroquial allí reunida, entre ellos familares y amigos, con los motivos y las vicisitudes vividos frente a dicha aventura, apesar que muchos de ellos, huyendo de la notoriedad pública propia del momento prefieren el recogimiento de una vida oculta al más puro estilo del beato Charles de Foucauld, cuya misión se desarrolló en silencio con los tuaregs del desierto.

Además de esta parroquia han surgido numerosas vocaciones a la vida religiosa, con dos monjas jóvenes que han hechos sus votos en la orden de las hermanitas del Cordero, y 6 seminaristas preparándose para el presbiterado en los Seminarios misioneros Redemptoris Mater de Ámsterdam (Holanda), Helsinki (Finlandia), Castellón (España), Estrasburgo (Francia), León (España) y dos en el de la Legión de Cristo en Salamanca (España); recientemente hay otros dos en el pre-vocacional.